Y ¿TÚ TE AMAS?
A menudo la percepción negativa que cada quien tiene de si mismo es un factor determinante para la aparición de fobias, estrés, ansiedad, inseguridad, depresión, bajo rendimiento académico y laboral, problemas de imagen corporal, incapacidad de gestión emocional, así como uso y abuso de sustancias.
Es de suma importancia amarse a uno mismo; no hay otra forma de cuidarse y reconocerse como un ser digno, además de que actúa como un factor de protección para generar bienestar y calidad de vida. Si no te amas, te desconoces como ser humano.
Mejorar el autoestima es el primer paso para mejorar el crecimiento personal.
El amor empieza en el hogar, amar es buscar el bien del otro y disfrutarlo. Con el amor propio ocurre algo similar, si no te perdonas, si te fastidia estar contigo mismo, si te menos precias, es claro que no te amas.
Enamórate de ti, se valiente, comienza el romance contigo mismo en un ‘yo sostenido’ que te haga cada día más feliz y más resistente a los embates de la vida cotidiana. Desde pequeños, nos enseñan conductas de autocuidado personal respecto a nuestro físico: lavarnos los dientes, bañarnos, arreglarnos las uñas, comer, controlar esfínteres, aprender a vestirnos, y cosas por el estilo: pero ¿qué hay del autocuidado psicológico y la higiene mental? ¿Le prestamos la suficiente atención? ¿Lo ponemos en práctica? ¿Resaltamos la importancia del auto-amor?
Quienes no s quieren así mismo han aprendido a culparse por todo, cada que se equivocan, así como a dudar de su propio esfuerzo cuando hacen las cosas bien. Si fracasan, dicen: “Dependió de mí”, y si logran ser exitosos en alguna cuestión, afirman: “Fue pura suerte”.
Hay una subcultura del autosabotaje que ejerce sus influencias negativas y nos lleva a hacernos
responsables más de lo malo que de lo bueno. No hay que ser tan duro con uno mismo.
El autoconcepto se refiere a lo que piensas de ti, al concepto que tienes de tu persona,
así como podrías tenerlo de alguien más y, como es lógico, tal concepción se verá
reflejada en la manera en que te tratas a ti mismo: qué te dices, qué te exiges y cómo lo
haces. Puedes autorreforzarte y mimarte o insultarte y no ver nada bueno en tu
comportamiento o también puedes ponerte metas inalcanzables y lacerarte luego por
no alcanzarlas, como lo hace mucha gente. Somos víctimas de nuestra propias
decisiones: cada quien elige amarse a sí mismo o no, aunque no siempre somos
conscientes del daño que nos hacemos.
Sabemos que tienes preguntas acerca de cómo ayudar a tu familiar
¡Y nos encantaría escucharte! Comunícate con nosotros al (443)-3-13-99-26.
¡Gracias por visitar nuestro blog!
¡Cuidamos lo que más amas!