TÉCNICAS DE REGULACIÓN EMOCIONAL

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La regulación emocional es un proceso mediante el cual, iniciamos, mantenemos, modulamos o cambiamos la forma en la que vivimos y expresamos nuestras emociones, esto, con el objetivo de adaptarnos al medio ambiente que nos rodea y a tomar decisiones que estén encaminadas al cumplimiento de nuestras metas.

Otra de sus funciones es que al regular las emociones también prevenimos algunas problemáticas de salud y de trastornos, un ejemplo claro lo vemos en el terreno de las adicciones, ya que la mayoría de las personas usuarias de drogas, refieren haber tenido su primer acercamiento a ellas debido al mal manejo de emociones y problemáticas.

Por lo anterior, hoy conoceremos algunas técnicas que podemos practicar en el día a día para regular las emociones y prevenir dificultades personas y sociales.

En primer lugar, tenemos la técnica de la relajación progresiva, que funciona bajo la premisa de que la tensión muscular es generada por pensamientos automáticos o irracionales, lo que da como resultado que al ponerla en práctica, la persona pueda afrontar la tensión muscular, la ansiedad, el insomnio, la depresión, los miedos e incluso, algunas fobias.

En segundo lugar, hablaremos sobre la respiración, la cual puede ser de gran utilidad como herramienta a la hora de disminuir los síntomas de estrés, ansiedad, depresión, irritabilidad y tensión muscular. En la actualidad, existen muchas técnicas de respiración que son en su mayoría de fácil ejecución y cuyos beneficios son inmediatos.

Por último, otra de las técnicas más utilizadas para regular las emociones, es el entrenamiento asertivo, mismo que se usa a la hora de interactuar socialmente, para llevarlo a cabo, en primer lugar, se debe identificar el estilo de la conducta interpersonal, pudiendo ser agresivo, asertivo o pasivo, en segundo lugar, se analiza con qué personas o bajo qué condiciones se desea poner en práctica la asertividad y por último, llevándola a la acción siguiendo los siguientes principios:

  1. Expresar de forma respetuosa los propios intereses, necesidades, deseos, pensamientos y sentimientos.
  2. Detallar de forma completa la situación problema, por ejemplo: “me siento triste porque percibo que no muestras interés en mis preocupaciones”
  3. Concretar el objetivo de la plática, por ejemplo: “quisiera que me aconsejaras cuando te hablo sobre lo que me preocupa”.
  4. Mantener una actitud de apertura y cooperación en la búsqueda de la resolución del problema.

Como puedes ver, contamos con muchas opciones a la hora de regular nuestras emociones, el uso de las técnicas dependerá del contexto en el que estemos a la hora de realizarlas pero lo más importante es tratar de ser consciente de nuestros estados internos y estar dispuestos a hacer crecer esta habilidad que solo necesita de práctica y disposición.

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