«EL ABANDONO DE UN PADRE Y SUS CONSECUENCIAS»

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El abandono de un padre a un hijo genera en el niño o niña un gran vacío emocional el cual puede llevar a la depresión y desencadenar la desestructuración de la realidad en la persona.

Los vínculos afectivos más importantes para el desarrollo de una persona son los que elaboramos con nuestros padres, cuando estos son sanos se garantiza una vida plena en la que se instauran relaciones sanas, una autoestima saludable, así como seguridad y confianza de los demás. Por otro lado, cuando los vínculos se tratan de apegos inseguros nos lleva a la inseguridad, baja autoestima y desconfianza en las personas que nos rodean.

¿Qué son los vínculos afectivos? 

Un vinculo afectivo es un lazo de amor, de empatía y cuidado mutuo que une a las personas entre sí, por ejemplo, padre e hijo. Es un sentimiento amoroso que proporciona bienestar y es la base y motor del desarrollo de los seres humanos, puesto que somos seres sociales y estamos en constantes interacciones con otras personas.

Los sentimientos de amor, solidaridad, comprensión y ayuda mutua que se hacen posibles por medio del vínculo afectivo no se dan por el simple hecho de convivir con alguien o de tener lazos sanguíneos con otra persona: se crea y construye en una forma progresiva, mediante acciones cotidianas y la plena disposición de las personas para construirlo.

Crear vínculos afectivos parece bastante sencillo, pero no siempre es fácil. Lo ideal es que en la relación entre padres e hijos surja desde el momento en que deciden traerlo al mundo, y que se incremente cuando lo imaginan, piensan en su sexo, nombre y características. Cuando el vinculo afectivo que existe entre padre e hijo es negativo, este desencadena comportamientos negativos, así como una enorme angustia en el niño o niña.

 

La repercusión del abandono de un padre en el hijo.

 

Cuando se habla del abandono de uno de los padres, no solo hay que lidiar con la figura de un padre ausente sino también con una definición de lo indescriptible, ya que cuando a alguien le preguntan por su padre solo puede titubear, bajar la mirada y responder de manera difusa y con evasivas.  Lo que deja clara la dificultad que se tiene para definir un vacío sentimental que el abandono deja en el niño. No obstante, nos encontramos con distintos tipos de abandono los cuales veremos a continuación:

  • El padre ausente emocionalmente, pero presente de forma física. Si atendemos a la realidad socioemocional de nuestro entorno, entenderemos que esta forma de crianza ha sido muy común a lo largo de los años.
  • El padre que nos abandonó antes, durante o posteriormente a nuestra infancia. El dolor del abandono físico y emocional por elección de las figuras de referencia siembra importantes semillas en nuestra maduración. Es difícil gestionar la realidad que toca vivir en estos casos. Porque, ¿Cómo asumes que una persona que debería acompañarte muchos años en tu vida elija alejarse de ti de alguna manera?
  • El padre que nos abandonó física o afectivamente en la juventud o la edad adulta. Este abandono se tildará, muy probablemente, de traición. Por ello requiere una elaboración verbal muy consciente.
  • La ausencia de la figura paterna en casi su totalidad. Aquí nos encontramos con varias opciones:
    • El padre que murió de forma temprana y que no tuvo la posibilidad de jugar su papel en nuestra vida.
    • El padre que murió pero que conocimos. En este perfil el anhelo y la idealización crearán un vacío característico.

La sombra del padre ausente atenaza siempre, de una u otra forma, la vida familiar. No es fácil asumir que nuestro padre, vinculo de referencia por excelencia junto con la madre, no permanezca en nuestra vida, por ello su ausencia determina con fuerza nuestra evolución emocional.

Por otro lado es posible que, dependiendo de la posición en la jerarquía familiar, algunos de los familiares asuman el rol de padres sin serlo por compasión o por necesidad; también puede ocurrir que exista un hijo que asuma este rol, lo que lo hace el hijo parental. De este modo, e debe destacar que dependiendo del momento evolutivo y de las circunstancias que rodeen al abandono, se asumen ciertas cualidades, tareas, obligaciones o roles que no le corresponden.

Si bien en el tema de las adicciones, el hecho de tener una herida de abandono es un factor predisponente para el desarrollo de las mismas, puesto que por medio del consumo evaden sentimientos, así como situaciones que los ponen en una posición dolorosa y es importante abordar todo ello para lograr sanar y afrontar lo que se le presente día a día.

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