RESILIENCIA Y ADICCIONES
La resiliencia se define como la capacidad de afrontar situaciones desfavorables. Se trata de un conjunto de habilidades y actitudes que permiten resistir la adversidad y lograr, a partir de ésta, una ganancia en términos de crecimiento y desarrollo personal. A nivel individual, el conocimiento de sí mismo, la identificación de los valores, intereses y necesidades personales y el reconocimiento de las potencialidades y limitaciones favorecen la capacidad de resiliencia.
Una persona resiliente es capaz de reflexionar sobre sí misma, puede autorregularse manejando sus emociones y estableciéndose límites. Se relaciona con los demás de manera asertiva y, además de tomar la iniciativa, es responsable de sus acciones y decisiones. La resiliencia depende de la ideología personal, de la conciencia moral y de la capacidad de ser creativo para resolver situaciones problemáticas y conflictos haciendo uso, siempre que se pueda, de una actitud positiva y del sentido del humor.
Una persona resiliente se caracteriza por:
- Tener buen manejo del estrés.
- Contar con estilos de afrontamiento positivos.
- Mantener una actitud positiva.
- Tener alta autoestima.
- Ser independiente y autónomo.
- Buen sentido del humor.
- Ser tenaz.
- Ser creativo.
La resiliencia es una capacidad que todos podemos desarrollar y con ella sobreponernos ante situaciones críticas y difíciles en nuestra vida, haciéndonos más eficientes y productivos. Es importante desarrollarla ya que nos ayudara a aprender de los errores del pasado sin quedarnos estancados con el sentimiento de culpabilidad y además de ello nos impulsa a crecer de manera positiva a pesar de las problemáticas que se lleguen a presentar, por el contrario, de ellas se aprende y fortalece.
Nos permite recuperarnos ante una situación de estrés, agudiza nuestras habilidades y estrategias de afrontamiento apoyándonos a incluir el sentido del humor en nuestra vida.
La resiliencia es un termino que conlleva muchas destrezas, el entrenarla y desarrollarla no es un trabajo fácil ya que implica cambios de superación y evolución.
En las personas con adicción, la capacidad de resiliencia no ha sido desarrollada en su totalidad puesto que las adversidades a las que se han sometido tales como: acoso y abuso sexual, pérdida de seres queridos, pobreza extrema, indigencia, violencia y negligencia familiar se han venido evidenciando desde la niñez para algunos y han permanecido en la adolescencia y adultez generando vacíos afectivos familiares y de pareja, duelos no elaborados, prostitución y delincuencia común generada por falta de recursos económicos o influencia de pares negativos que les han impedido dar un valor o un sentido a sus vidas lo cual generó el inicio y el mantenimiento del consumo como medio facilitador para evadir la realidad que estaban enfrentando.
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