UNA MADRE AUSENTE

UNA MADRE AUSENTE

 

Una de las heridas emocionales más dolorosas y profundas son aquella que deja la madre que se ausenta con frecuencia, por largos periodos.

Cuando nacemos una de las primeras necesidades, y de las más grandes, es sentir el calor, la atención y el cariño de nuestra madre. Y una de las cosas que más tememos, en nuestros primeros años de vida, es que nos abandone esta figura materna, pues si perdemos a nuestra madre de niños no habrá nada en el mundo que lo compense.

Cuando sucede esto, cuando nuestra madre se ausenta por periodos prolongados, crea una herida en nosotros, deja una huella en nuestra mente y puede que esta jamás se cierre, jamás se olvide.

La madre ausente, esa huella va provocando, que mientras el niño crezca tenga terror de situaciones donde deba estar solo, pues en su interior se crea un pozo de angustia donde siente que se ahoga.

Crea trastornos del sueño, de la alimentación, y es que puede generar una ansiedad concurrente.

Y no solo eso, también esta el miedo a que vuela, pues ya pasó el miedo, el sentimiento de abandono cuando se fue, pero si vuelve el niño sabe que tarde o temprano se volverá a ir, una y otra vez.

Cuando estos niños, crecen se ponen una máscara, pues no solo se perdió la confianza con la madre sino también en los demás, se inventan una personalidad falsa para lidiar con el sentimiento de abandono y no tener que confrontar estos sentimientos.

Y al ir creciendo, estos niños se convierten en adultos, adultos que cierran su corazón a sentimientos amorosos, todo por el miedo de volver a sentir un abandono.

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