«¿SOBRE PROTECCIÓN= CODEPENDENCIA?»

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Como el propio nombre indica, la sobreprotección es el exceso de protección por parte de los padres hacia sus hijos. Sobreproteger es pensar por el otro, tomar decisiones por él, vivir y hablar por él, solucionarle todo, no permitirle la frustración, invadir su espacio y su tiempo. La sobreprotección es una forma de maltrato emocional.

No se sobreprotege a los hijos (o a las parejas) por amor, sino por egoísmo, por miedo a ser mal padre o madre, a ser juzgados o al sentimiento de culpa por las elecciones de los hijos, lo que a la larga genera en ellos dificultades en su desarrollo y crecimiento.

 

  1. Pocas habilidades sociales.

 Con la sobreprotección estamos impidiendo el desarrollo de habilidades tan importantes como la solución de problemas, la generación de alternativas, la empatía y la autonomía, entre otros. La primera fuente de aprendizaje significativo se da mediante la experiencia directa, y para que se dé, deben darse experiencias directas.

El niño que no se cae en el parque no entiende que debe ir con cuidado si no se quiere lastimar, y así con cada cosa. Las habilidades se mejoran con la práctica. Si no hay práctica, no mejoran. Si no mejoran, estamos mermando la capacidad de desarrollo personal.

  1. Inseguridad.

Repitiendo este comportamiento, con el tiempo, estaremos creando personas inseguras. Si no le hemos dado las herramientas para solucionar sus propios problemas sin la ayuda de los demás, se verá incapaz de enfrentarse a ello por sí solo.

  1. Dependencia.

Ante lo anterior, desarrollará una personalidad dependiente que le imposibilitará dar un paso sin la ayuda de los demás; la exigirá y se creerá cubierto por ella. La sobreprotección imposibilita la autonomía personal. A la larga, además, su autoestima y su autoconcepto también pueden verse perjudicados.

  1. Imposibilidad de aprender de sus errores

Si evitamos que el niño se haga responsable de sus decisiones y elecciones, estaremos impidiendo que sea consciente de sus puntos fuertes y sus puntos débiles con lo que no podrá aprender correctamente de sus errores porque no los concebirá como suyos.

  1. Baja tolerancia a la frustración

Dado que los padres siempre se han asegurado de que no sufran por nada ni se frustren cuando no consiguen lo que quieren, no han aprendido a tolerar la frustración. Tarde o temprano, la vida y la sociedad les hará abrir los ojos, y será entonces cuando surjan los auténticos problemas. Lo más probable es que reaccionen a las frustraciones con ira, exigencias e incluso agresividad lo que les puede llevar a tener dificultades en las relaciones sociales y en la vida en general.

Si bien, si te das cuenta la SOBREPROTECCION es una forma de maltrato emocional, puesto que se incapacita a la persona sobreprotegida.

Al sobreproteger a los hijos se les limita su exploración del mundo. Ante lo que los padres consideran “peligros”, éstos suelen expresar frases parecidas a: “No metas la mano ahí que te puedes hacer daño”, “no toques eso que te vas a manchar”, “ve con cuidado que te puedes caer.”, entre otras, estas conductas limitan al niño, se evidencian las inseguridades de los padres y se transmiten a sus hijos.

Si sobreproteges a tu hijo te pierdes lo mejor de su infancia pues continuamente estás preocupado por lo que “podría pasar” y se deja de disfrutar su crecimiento y desarrollo

La sobreprotección en la adicción

Cuando tenemos un familiar con adicción surge una dinámica de codependencia y sobreprotección la cual es mal entendido como “cuidados de amor” con los cuales “se cuida” en exceso a la persona como si fuera un niño necesitado de protección, se teme que la persona que esta pasando por la adicción sufra las consecuencias de sus actos y decisiones. No obstante, lo único que resulta de dichos cuidados es que en la persona se fortalezca su irresponsabilidad manipulación ante su situación, atribuyéndole a los demás la responsabilidad de su adicción o por otro lado que no reconozca en lo absoluto problema alguno con el consumo de sustancias, es decir, la NEGACIÓN.

Si bien estas conductas representan con claridad que ya se ha generado una codependencia por parte de quien es el protector del adicto, podemos encontrarnos con algunas de las siguientes situaciones.

  • Tratar de controlar el uso de la o las sustancias del adicto, asi como sus pensamientos y sentimientos.
  • Salvar y proteger al adicto para que no sufra las consecuencias negativas que su consumo le han producido.
  • Tomar las responsabilidades de la persona con adicción para evitarle una crisis, aun así, cuando esta se presenta, el resultado es que el familiar codependiente se carga de actividades que no le corresponden limitando su funcionalidad en la vida diaria.
  • Inclusive se llegan a cometer a “rescatar” a la persona con Adicción, convirtiéndose en alguien al servicio del adicto.

Claramente el problema de la ADICCIÓN es algo que debe cuidarse y tratarse si, pero no a costa del propio bienestar o del sacrificio de otro integrante de la familia, ya que no aporta un verdadero beneficio en el adicto y únicamente se enferma un miembro más.

Para salir de esta dinámica es necesario un programa de recuperación profesional tanto para la persona que esta padeciendo de la adicción como para los familiares directos, es decir, quienes viven con el o ella y que ya padece de codependencia.

Recuerda que para la adicción es necesario dar un amor con límites.

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