EL IMPACTO DE LA ADICCIÓN EN LA PAREJA

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Muchas de las personas que sufren una adicción dicen que la peor consecuencia de su consumo son los conflictos en la familia. El índice de divorcios es mucho mayor en las parejas en las que uno de ellos es adicto. También se ha visto que el consumo lleva a una persona a tener un comportamiento más violento con sus familiares, tanto con su pareja como con sus hijos.

Las drogas producen en la persona adicta un cambio de personalidad, convirtiéndolas en más impulsivas, inestables e incluso agresivas en algunos casos. En las relaciones de pareja se acaban convirtiendo en un tormento, en la que la otra persona se llega a encontrar completamente desamparada, influyendo de manera negativa en su estado emocional.

Estas relaciones acaban convirtiéndose en tóxicas y perjudiciales para ambos, y esto es causado por la codependencia que existe en este tipo de relaciones. El adicto cree que sin su pareja no será posible la recuperación, y a su vez en la otra persona recae toda la responsabilidad para cuidar y satisfacer todas las necesidades del adicto.

La pareja de un adicto se enfrenta al comportamiento desconcertante e impredecible de éste, a la vez que muchas veces se hace cargo de sus tareas. Se dice que los familiares desarrollan una enfermedad paralela a la adicción: la codependencia. La codependencia lleva a la persona a “engancharse” a una relación que no es sana y, desde la intención de ayudar, se asumen responsabilidades del adicto y hasta se les protege de las consecuencias de su consumo, lo que a largo plazo promueve que la persona siga consumiendo y no se plantee cambiar su situación. Cuando una persona es codependiente su estado emocional, su felicidad, depende del estado de la otra persona. En el caso de las adicciones, esto implica que la pareja de un adicto en consumo está en peligro de un estado de malestar constante, que puede evolucionar en trastornos como la ansiedad o la depresión.

 

Los conflictos y las discusiones están a la orden del día, algo que como es normal termina por ir destruyendo el vínculo creado y por la propia relación. Da igual que los dos miembros sean adictos o solo una de las partes. La adicción es una enfermedad que termina por destruir cualquier tipo de relación de pareja. Si la negación ante tal adicción se produce de manera constante, la toxicidad se apodera de la relación y la debilita de tal manera que termina por romperse.

 

En las parejas hay tres finales posibles: el adicto sigue consumiendo y la pareja permanece en la relación a consecuencia de la codependencia, el adicto deja de consumir, o la relación se rompe. En las parejas heterosexuales, si es la mujer la que tiene la adicción, el final más frecuente es el de separación.

La pareja de la persona drogodependiente debe comprender que jamás puede auto inculparse por la situación que está viviendo. Esa persona puede brindarle todo su apoyo a su pareja pero es ella la que debe querer rehabilitarse. Acompañarle a pedir ayuda a un profesional también le servirá de ayuda para mejorar su bienestar emocional y la de su pareja.

El daño que provoca el consumo de drogas en la pareja es superlativo de ahí que ambas personas cuenten con un espacio propio y personal en el que poder gestionar su dolor y mejorar el estado emocional.

La fuerza de voluntad de ambas partes y el esfuerzo por luchar por la relación es clave a la hora de poder superar la enfermedad.

 

 

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