Aspectos emocionales de las adicciones
La gente que abusa de las drogas, el alcohol o alguna actividad que practica de forma compulsiva, por lo general lo hacen como una manera de lidiar con experiencias, eventos o memorias que los abruman emocionalmente, ya que no encuentran otra manera de enfrentarlos o acomodarlos internamente.
Hay quienes si tienen las habilidades necesarias para lidiar con tales eventos, pero que se apoyan en cualquier tipo de adicción por su gratificación inmediata, mas que en enfrentar los asuntos directamente o porque su tolerancia a la frustración es tan baja que la adicción tapa la necesidad de «espera» o incertidumbre.
En general, los jovenes son los más afectados por la drogadicción y empiezan a consumir drogas debido a una o varias de las siguientes causas: falta de asertividad social, inseguridad, baja autoestima, falta de verdaderos ideales, escaso o nulo proyecto de vida, curiosidad y búsqueda de nuevas emociones.
Por lo tanto, podríamos decir que las adicciones son un círculo vicioso: Empieza con algún evento o serie de eventos que llevan a la persona a tener emociones intensas con las que sienten que no pueden lidiar por si mismos y empiezan a buscar un apoyo que los libere de ese dolor que experimentan y lo encuentran en las sustancias químicas, que a su vez, desencadena una serie de eventos: empiezan a dañar sus relaciones sociales y familiares, arriesgan o pierden su trabajo y alejan a la gente más cercana, entre muchas otras consecuencias que desencadenan las adicciones, estos eventos generan más estrés y sufrimiento que a su vez son una adicción porque se vuelven adictos a esas emociones, y buscan una vez más el alivio en las drogas o en cualquier tipo de acción que los libere, y todo se vuelve un círculo del que no pueden salir, ya que llega un punto en el que el cerebro de la persona está contando con que la persona le va a proveer los químicos de las drogas necesarios para funcionar, por lo tanto los deja de producir el mismo.
Es un patrón de conducta que se vuelve parte del funcionamiento de la persona, hasta el punto en el que ya no sabe de que otra manera actuar, e incluso de que otra manera vivir.
Todos tenemos ciertos patrones de conducta, y nos apoyamos en diferentes cosas para salir adelante en tiempos difíciles, pero en el caso de las adicciones, estos patrones son desadaptativos y dañinos tanto para la persona como para su entorno.
Muchas personas y familiares culpan a los adictos por todo el mal que ocasionan en su vida y en la de sus familias, pero la realidad es que aunque en un principio el experimentar con drogas es decisión de la persona, comúnmente el resto del entorno se vuelve coodependiente ya que con sus actitudes de sobreprotección ocasionan que la adicción siga y se perpetúe desde el momento que por miedo a que el adicto sufra mas, piensan que deben tolerar todo e incluso ser muy condescendiente con él para que no huya o haga más de lo mismo: consumir. Obviamente el adicto no solo seguirá consumiendo sino que lo hará más seguido y en mayor cantidad, haciéndose de nuevo un circulo vicioso.
Es por esto, que las adicciones tienen que ser tratadas por psicólogos especialistas que consideren esta información para apoyar al usuario y a su familia en el proceso de recuperación.