La desintegración familiar y las Adicciones
No es ningún secreto que la desintegración familiar sea uno de los principales factores que influyen en que los niños y jóvenes sean presa fácil de las drogas. La necesidad de pertenencia se intensifica durante el periodo de la adolescencia; por ello, al no sentirse identificados en su propio hogar, los jóvenes tienden a integrarse a grupos de personas en los que, en muchos casos, para ser aceptados se ven obligados a consumir sustancias tóxicas.
Manuel González, catedrático de la Facultad de psicología de la UNAM, explica que: «La soledad que enfrentan los chicos como consecuencia de que ambos padres salen a trabajar, aunado a la falta de información sobre los serios daños que las drogas causan en el organismo, influye en que estos, busquen en las adicciones una fuente de escape a los problemas que enfrentan. En nuestro medio es muy fácil conseguir cualquiera de ellas, hay mayor oferta y esto es otro factor determinante para que los índices de drogadicción hayan alcanzado máximos históricos».
El primer acercamiento que tienen los jóvenes con las drogas, se da a partir de los doce años, puesto que es cuando comienzan a conocer o tener curiosidad al respecto, aunque esta situación puede variar, ya que no todos los jóvenes viven de la misma forma.
Según el especialista el ser humano tiende a repetir el modelo de vida familiar. «Si un niño vive una situación negativa dentro del hogar, difícilmente hará caso de los consejos verbales. Para que la enseñanza sea efectiva, debemos estar dispuestos a abordar el tema, a prepararnos para poder hablar con conocimiento, pero sobre todo, es necesario transmitir a nuestros hijos confianza para que puedan exponer sus dudas y sepan que no serán reprendidos, incluso si confiesan que en algún momento han probado drogas o se las han ofrecido”.
Para quienes se dedican a la venta de drogas, los niños que pasan largos periodos de soledad, sin la supervisión de un adulto, se convierten en blancos fáciles ya que perciben su actitud introvertida o su rebeldía y se acercan a ellos para ofrecerles amistad. Entonces aprovechan esta situación para inducirlos al consumo y después al tráfico.
Señales de alerta
«Las conductas antisociales, los cambios físicos y la pérdida de interés en actividades que antes eran de su preferencia pueden ser una advertencia de la presencia de una adicción, pero también el momento ideal para manifestarle al adolescente todo el apoyo, solidaridad y cariño para superar el problema», advierte el catedrático.
La comunicación entre padres e hijos y la enseñanza con el ejemplo representan el camino más seguro para evitar que los adolescentes se vean atrapados en las drogas. Contar con el amor y el respaldo de la familia es de vital importancia no sólo para que no caigan en este problema, sino también para ayudarlos a salir de él a través de un proceso de rehabilitación.