CELULAR, EL DULCE ELECTRÓNICO DE LOS NIÑOS
En la actualidad en frecuente que nos encontremos por la calle, en alguna plaza, en el súper o en cualquier otro lugar con padres y madres acompañados de sus hijos y que estos comiencen a llorar por algún berrinche o capricho, que porque quieren un globo, que no quieren caminar o simplemente están fastidiados y comienzan a llorar de una sobremanera y en más común aun el hecho de que para que dejen de llorar los papás no sepan que hacer y recurren al “dulce electrónico” dándoles el celular para “calmarlos y que se entretengan”, creyendo hacerles un “bien” ya que así dejaran de llorar, sin embargo, es todo lo contrario, es una manera de decirle al pequeño: “creemos que no puedes hacer nada más que tomarte la golosina para estar tranquilo, solo de esta manera nos dejas en paz y te volvemos a demostrar que tú no te puedes entretener o calmarte por ti mismo”
Este mensaje que como papás le damos al pequeño ellos lo aprenden muy bien sintiéndose incapaces no solo de dejar de llorar o de calmarse, sino de realizar infinidad de cosas en la vida diaria y con forme va creciendo y desarrollándose. El niño crece sin la mirada de su madre y de su padre, con la ausencia emocional de ellos, porque están lo suficientemente ocupados inclusive con su mismo móvil, descuidando así la crianza de sus hijos, produciendo en ellos inseguridad y desconfianza de ellos mismos ya que papá y mamá depositan toda la capacidad para calmarlos en un aparato.
Pero ¿Por qué tanto problema, si solo es un teléfono? ¿Es como un juguete no?
La tecnología nos sirve bastante y nos hace poder estar en contacto de nuestros seres queridos que están a distancia, pero también nos aleja de los que tenemos cerca como lo son nuestros hijos quienes necesitan de nuestro cuidado y atención, más aún si están en los primeros años de su vida.
Un teléfono celular no es un “juguete” apropiado para los pequeños, ya que un juguete que lo fuese, ayuda al niño a desarrollarse, a estimular sus capacidades, su motricidad, su imaginación, sus recursos para dar solución entre muchos otros beneficios, por el contrario, el celular, la tableta, la computadora etc. Lo único que hacen es favorecer el sedentarismo desde muy tempranas edades, deteriorar la cognición del niño o niña, disminuyendo considerablemente la capacidad para poner atención, así como la memoria teniendo dificultades para retener información.
El niño permanecerá “feliz” con el teléfono o tableta, pero ninguno de estos artefactos, educan ni favorecen a su desarrollo, únicamente enganchan e impiden que el pequeño aprenda a autorregularse, a menos de que se use de manera ocasional y bajo la supervisión de los padres, monitoreando el uso de los mismos y limitando el tiempo ante las pantallas.
Evitemos que nuestros hijos, sobrinos, hermanos generen adicción a los teléfonos móviles y apoyemos a su desarrollo físico, mental y emocional.