DEPRESIÓN Y ANSIEDAD: SIMILITUDES.
DEPRESION Y ANSIEDAD: SIMILITUDES
El estrés que provocan las enfermedades mentales pone de mal humor a cualquiera, así que no es de extrañar que ambas afecciones tengan la irritabilidad como síntoma; pero, en realidad, la ansiedad suele ser la culpable subyacente.
La depresión combinada con ansiedad presenta más a menudo irritabilidad o agitación como síntomas que la depresión sola. La razón es que las hormonas del estrés como el cortisol, la epinefrina y la acetilcolina acompañan más a menudo a la depresión ansiosa que a la depresión no ansiosa. Estas hormonas se producen en las glándulas suprarrenales y son las responsables de activar nuestra respuesta de lucha, huida o parálisis.
Cuando se tiene depresión y también se presenta ansiedad, el sistema suprarrenal tiende a estar sobrecargado, algunas investigaciones han demostrado que la irritabilidad con depresión puede indicar que se trata de un caso más grave.
Ambas afectan la concentración.
Tanto la ansiedad como la depresión afectan la mente y pueden complicar la realización de tareas cotidianas sin agobiarse. Pero las razones por las que la depresión y la ansiedad causan problemas mentales como la dificulta para concentrarse no son las mismas. Cada trastorno funciona de forma diferente; en la depresión se produce una lentitud de pensamiento y concentración debido a la falta de actividad en el lóbulo frontal del cerebro. En la ansiedad, determinadas funciones cerebrales y neuroquímicas, como el cortisol, la hormona del estrés, llevan a la persona a un estado de alerta exarcebado, que impide la concentración.
Cuando la depresión se presenta con ansiedad, obstaculiza la memoria y produce cambios estructurales en el cerebro que también causan problemas de memoria.
Ambas tienen síntomas físicos.
En la ansiedad y la depresión, los efectos químicos de los neurotransmisores también dejan su huella física en el cuerpo. Las personas con depresión pueden dormir demasiado o no dormir lo suficiente, y el insomnio es un rasgo distintivo del constante estado de alerta máxima de la ansiedad.
A los neurotransmisores les encanta interferir en el sueño. Despertarse temprano y no poder apagar el cerebro sugiere ansiedad, mientras que tener problemas para despertar sugiere depresión. También es muy común que las personas con trastorno depresivo mayor, se despierten temprano y no puedan volver a dormirse. Los síntomas de fatiga podrían deberse en parte a la falta de sueño, y los estudios también apuntan al papel de la inflamación como una causa de cansancio en quienes tiene depresión.
Aunque la depresión puede ocasionar cansancio, a menudo es la activación conductual (hacer más de lo que uno siente que tiene energía por hacer) lo que puede ayudar a combatir la depresión. El ejercicio físico es un gran método de prevención e intervención para la ansiedad y la depresión.
Además, tanto la depresión como la ansiedad se han relacionado con comer poco o en exceso, así como con problemas gastrointestinales, dolores de estómago e indigestión.
Hay tratamiento disponible.
Sólo una cuarta parte de las personas con enfermedades mentales recibe tratamiento; sin embargo, tanto la ansiedad como la depresión son tratables.
Aunque se dispone de medicamentos, la psicoterapia también es útil, y a menudo se utiliza junto con los medicamentos o sola. La terapia cognitivo-conductual, que enseña diferentes formas de pensar, puede ser útil para la ansiedad, al igual que los grupos de apoyo. Las técnicas de control del estrés también pueden ayudar a aliviar la ansiedad. También es importante dormir bien, alimentarse de forma correcta y pasar tiempo con los seres queridos.
El diagnóstico correcto es la clave.
Aunque los tratamientos pueden ser similares, sigue siendo importante que el terapeuta identifique correctamente el trastorno para adaptar su enfoque al problema. Las personas deprimidas a menudo se sienten estresadas, lo que puede parecer ansiedad, pero en realidad es tensión o inquietud. Esta confusión a menudo puede conducir a un diagnóstico erróneo si el paciente no sabe informar bien todos sus síntomas, así que asegúrese de decirle a su médico todo lo que le ha estado pasando. Aun así, no es tan importante que tú sepas cuál es: deja el diagnóstico en manos del experto.
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