«EL CICLO DE LA ADICCIÓN DENTRO DE LA FAMILIA»
La Adicción puede considerarse como un proceso cíclico que involucra a tres o más individuos, comúnmente el adicto y sus dos padres.
La dinámica es tal que se presenta una fuerte tensión entre ambos padres que amenaza con desestabilizar el sistema familiar con una separación inminente que se regula mediante la aparición de una acción dramática del adicto (por ejemplo, se pone violento o llega intoxicado a la casa) que hace que toda la atención se ponga en él, lo que desemboca en que la original tensión entre los padres disminuya o desaparezca por un tiempo.
En la medida en que la situación se tranquiliza, el adicto muestra crecientes habilidades y capacidades que le permiten funcionar independientemente de la familia, sin embargo, concomitantemente con ello las tensiones entre los padres, producto de conflictos no resueltos, comienzan a aumentar surgiendo la amenaza de la separación. El adicto, entonces se comporta de un modo llamativo o autodestructivo que inicia nuevamente el ciclo.
Típicamente en las familias de dependientes a sustancias hay una madre involucrada en una reacción indulgente, apegada, sobreprotectora y abiertamente permisiva con el adicto, que ocupa la posición de un hijo. El padre, por su parte, es clásicamente descrito como distante, desapegado, débil o ausente, siendo también mostrado como autoritario y violento, pero fácilmente controlado por la madre, y está claramente en segundo lugar después de la madre en lo concerniente al poder dentro de la familia.
Este ciclo se aplica también a familias con un solo progenitor en las cuales el triángulo se conformaría, de una manera tal vez menos obvia, con otros miembros de la familia. Así, por ejemplo, pueden darse conflictos entre una madre y una abuela, una madre y su ex esposo o un padre y su amante y en ellos involucrarse al hijo de la forma ya descrita.
El ciclo adictivo se inicia típicamente en la adolescencia y se intensifica cuando el adicto manifiesta su intención de abandonar el hogar. Como los padres son incapaces de relacionarse entre sí satisfactoriamente la familia reacciona con pánico cuando la integridad triádica sufre una amenaza. Así, encontramos que la mayoría de las familias de adictos se estabilizan o atascan en esta etapa evolutiva de tal modo que el adicto permanece íntimamente ligado a ellos de una manera crónica.
Además de esta estrecha vinculación al hogar su incapacidad para separarse y adquirir autonomía puede adquirir otras formas:
(1) incapacidad para desarrollar relaciones íntimas y estables (particularmente heterosexuales) fuera de la familia de origen.
(2) incapacidad para una actividad estudiantil o laboral estable
(3) obtención de un empleo por debajo de su nivel de aptitudes.
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