«¿EL CRIMEN ORGANIZADO Y LAS DROGAS, AFECTAN A LOS ADOLESCENTES?»
Lo que la Revolución Mexicana (1910) trajo como consigo fue la prohibición de sustancias que actualmente consideramos ilícitas (marihuana, cocaína, etc.). Antes de esta fecha era de completa normalidad el consumo y comercialización de tales sustancias en el territorio mexicano y estadounidense. Esto teniendo en cuenta que era la marihuana y el opio la mayor parte de producción y consumo durante el final del siglo XIX y principios del siglo XX.
La Real academia de la Lengua Española (RAE) considera al crimen organizado como la delincuencia desarrollada por tres o más personas unidas por vínculos jerárquicos o de relación personal, que permite a sus dirigentes obtener beneficios, controlar territorios o mercados, nacionales o extranjeros, mediante la violencia, intimidación o corrupción, tanto al servicio de la actividad delictiva como con fines de infiltrarse en la economía legislativa.
Los delitos que llega a comprender el crimen organizado es el terrorismo, tráfico de armas, tráfico de personas, tráfico de órganos, secuestro, entre otros.
Pero, ¿Por qué la admiración de los jóvenes hacia los narcos?
Con el paso del tiempo y durante las guerras constantes contra los narcotraficantes, llega un punto donde se les otorga la categoría de “Guerreros del crimen” a los jóvenes, de tal forma que se vuelven más atractivas las rutas del crimen para quienes no pueden por vías legales, obtener el dinero, fama, poder y riqueza que quisieran poseer, algo a tomar en cuenta es que el adolescente es muy susceptible a lo que puede observar o lo que le pueden comentar en sus entornos sociales sobre el narcotráfico, de tal manera el adolescente piensa que es un revolucionario del crimen, el cual nadie puede “vencer” dejándolo así tener la fantasía común del adolescente de poder con todo, sentirse adulto y «autosuficiente», sin embargo esto solo es una fantasía, así mismo podría llegar a pensar que, el poder pertenecer al crimen organizado puede transformar su economía y la de su familia y a su vez pasar a la historia como un guerrero del crimen.
Ahora bien otras de las características del adolescente que nos ayuda a comprender porque este suele adentrarse al crimen organizado es el abandono de los padres, de forma que el adolescente busca tener soporte en alguien externo que no sean sus padres, de tal forma que busca pertenecer a un grupo y por ser susceptible, como decíamos anteriormente, piensa que su lugar de pertenencia es en los grupos delictivos, de tal forma que gracias a que la adolescente busca pertenecer a un grupo, puede llegar a realizar actividades en las que no esté de acuerdo o bien no le guste realizar y todo por querer formar parte de estos grupos delictivos.
Ahora, viéndolo desde otro lado de la moneda, llega un punto en que los adolescentes y niños de escasos recursos pierden la esperanza en el gobierno, ya sea porque estas organizaciones no cumplen con las necesidades que ellos tienen o bien con las funciones que deberían cumplir, de tal forma que florece el resentimiento y aprenden que la violencia es el único vehículo o instrumento para resolver ante un conflicto o bien para adquirir los bienes materiales que deseen.
Según datos proporcionados por la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), en 2011 se detuvo a 1,044 menores de edad por delitos contra la salud, homicidio, tráfico de drogas y portación de arma de fuego. Además, se estima que se encuentran enrolados en las filas del crimen organizado al menos 75 mil jóvenes, los cuales preferentemente forman el brazo armado de estos grupos.
De este modo es que los adolescentes que se involucran dentro de estos grupos delictivos tienen mayor acceso al consumo de sustancias, esto para aminorar la carga emocional que adquieren por todas las actividades poco humanas que llegan a ver, escuchar o dirigir.
Es por esto que debemos tener presente el riesgo al que están expuestos los adolescentes, para así desarrollar las herramientas necesarias en la familia y fomentar el respeto personal y comunitario, así como poner límites concretos para que el mismo individuo se mantenga alejado de aquellas actividades que no ven por el bien común.
En caminos posibles nos encargamos de romper la ideología tolerante de la cultura del narcotráfico, es en donde intentamos reinstituir los límites, ideales y ver por el bien personal y comunitario, fomentando el cuidado a la familia y comunidad.
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