EL PAPEL DE LA FAMILIA EN EL CONSUMO DE SUSTANCIAS.
En los procesos de adicción a sustancias, la persona que consume influye en el sistema familiar y a la vez que la familia puede influir en el mantenimiento de sus comportamientos y conductas. Así, en tanto que cada miembro de la familia tome conciencia de esta situación, se pondrá en disposición de colaborar con la solución del problema de la persona afectada.
Actualmente existe un amplio consenso en reconocer la influencia de la familia en las circunstancias en las que se vea “comprometido” el funcionamiento de cualquier persona. Cuando se realiza una intervención, cada miembro de la familia puede tomar conciencia de sus patrones de comportamiento, con el fin de que logren introducir cambios significativos que le lleven a satisfacer sus necesidades personales y a resolver los posibles conflictos presentes en la dinámica familiar.
La familia debe aprender a manejar la responsabilidad, rompiendo con formas inadecuadas de relacionarse, a la vez que tiene que empezar a delimitar responsabilidades y tareas entre sus miembros. La familia forma parte del contexto en el que se desenvuelve la persona, no sólo como mero espectador, sino como una herramienta de apoyo y referencia básica. La persona con problemas de adicción, por lo general, ocupa un lugar central en el sistema, por lo que gira en torno a él o ella toda la familia. Esto no es saludable para ninguno de sus miembros, ya que afecta a todo el sistema familiar, aunque de forma distinta a cada uno de ellos.
Algunos problemas que pueden aparecer durante este proceso son:
- Codependencia: la familia desarrolla patrones de conducta que mantienen la adicción a lo largo del tiempo. Estos familiares pueden esconder la adicción, sobreproteger, etc., prolongando y empeorando el problema.
- Mantener una excesiva sobreprotección: se asumen todas las tareas y responsabilidades posibles, con tal de que el/la familiar atendido/a no tenga responsabilidades, o tenga las menos posibles. Actúa así convencido/a de que “las cosas están funcionando”.
- Funcionamiento recriminador: se cree que el consumo de sustancias sucede por una falta de disciplina y se producen situaciones de agresividad física y/o verbal. Esta actitud nace de la ira y frustración que se acumulan en la familia, pero no aporta elementos válidos para la solución del problema.
Cuando algún familiar presente un problema por consumo de sustancias, esto se puede agravar cuando unido a éste existe también una enfermedad mental; nos encontraríamos entonces ante una patología dual.
Ante este tipo de situaciones, es necesario un tratamiento farmacológico, además de una actuación de tipo psicosocial o terapéutico, siendo aquí donde la familia ejerce un importantísimo papel.
Las principales herramientas familiares para intervenir en estos problemas se basan en tener una adecuada información sobre las sustancias y sus posibles efectos, unido al manejo de ciertas habilidades para relacionarse con la persona de un modo preventivo.
Estas habilidades son:
- Comunicación efectiva: A través de las palabras y pensamientos, nos comunicamos y reflexionamos, expresamos, y opinamos sobre lo que realmente nos interesa. Se deben poner en práctica principios como enseñar, aceptar, dirigir, pero sobre todo, lograr un clima en el que podamos encontrar lo que realmente buscamos. Nunca hay que dejarse llevar por el pánico, hay que afrontar la situación actuando con serenidad y no dramatizar. Y lo más importante es acudir al equipo de profesionales que ofrezcan orientación y asesoramiento para poder afrontar la situación con mayor seguridad.
- Normas y límites: El establecimiento y cumplimiento de normas y límites en el contexto familiar, supone uno de los factores de protección más significativos para reducir la probabilidad de conductas de riesgo. En este ámbito, los familiares deben establecer, aplicar y cumplir normas y límites; éstos deben ser razonables. El proceso de inculcar esas normas abarca desde permisividad hasta un control absoluto sobre sus actos.
- Intervención temprana: Cuanto antes se aborden los problemas por uso de sustancias, más probable será obtener mejores resultados para mejorar o retomar las distintas destrezas que se han ido abandonando o perdiendo.
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