EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR Y LAS ADICCIONES
El síndrome del impostor, también conocido como impostorismo o síndrome del fraude, es un fenómeno psicológico en el que una persona se siente incompetente a pesar de sus logros y habilidades evidentes. Es básicamente una distorsión psicológica que afecta la salud mental y el bienestar de una persona.
Síntomas del Síndrome del Impostor
- Una fuerte creencia de que el éxito es imposible de alcanzar.
- Quedarse con un sentimiento de incompetencia incluso después de demostrar la propia competencia.
- Miedo a no cumplir las expectativas de los demás.
- Creencia de que los éxitos del pasado fueron sólo un golpe de suerte en lugar de trabajo duro y competencia.
- No me siento cómodo con elogios o incluso simples felicitaciones.
- Siempre dudando del propio éxito.
- Presión constante para superarte a ti mismo.
- Ansiedad y depresión causadas por sentimientos de incompetencia.
Tipos del Síndrome del Impostor
- Perfeccionista: Se trata de personas que luchan constantemente por alcanzar su máximo potencial, sin importar el impacto que esto tenga en su salud mental. El perfeccionista suele fijarse estándares que, la mayoría de las veces, son imposibles de alcanzar.
- Superman o Superwoman: Las personas con este subtipo de síndrome del impostor suelen padecer adicción al trabajo. A menudo se sienten incompetentes en comparación con los demás. El superhombre o la supermujer siempre se esforzará al máximo, sin importar el costo que esto suponga para su salud física y mental.
- Genio: Se trata típicamente de una persona que no solo lucha contra el perfeccionismo, sino que se esfuerza aún más por alcanzar metas imposibles a la primera. El genio natural se siente avergonzado o indigno si no logra una meta ambiciosa a la primera.
- Experto: En este caso, un experto es una persona que nunca está satisfecha con sus logros, a pesar de tener un amplio conocimiento del tema o la tarea. Son personas que siempre se ven presionadas a igualar a otros que podrían ser incluso menos competentes.
- Solista: A un solista suele resultarle extremadamente difícil pedir ayuda a los demás. A las personas en esta categoría les cuesta demostrar su valía y tienden a creer que los demás no son tan competentes como ellas. No suelen ser las mejores compañeras de equipo en el ámbito laboral.
El síndrome del impostor y su relación con las adicciones
El síndrome del impostor no está totalmente catalogado como una enfermedad mental, pero es un patrón distorsionado de pensamiento con síntomas similares a otras enfermedades mentales.
La condición siempre se caracteriza por fuertes sentimientos de incompetencia que pueden conducir a otras formas de trastornos mentales, como ansiedad, depresión o incluso adicción a sustancias.
Cuando una persona sufre del síndrome del impostor siempre se enfrenta a presión interna y confusión y puede recurrir fácilmente al alcohol o al abuso de sustancias como una forma de aliviar la presión.
Cómo superar el Síndrome del Impostor
El síndrome del impostor puede ser abordado eficazmente mediante enfoques basados en la psicología basada en la evidencia, específicamente desde las terapias de tercera generación, el conductismo y la terapia cognitivo conductual (TCC).
- Reconocimiento y aceptación de los sentimientos: el primer paso para aprender a lidiar con el síndrome del impostor es reconocer y aceptar los sentimientos de inseguridad. Es fundamental entender que estos sentimientos son comunes y no indican una falta de competencia. Identificar estos pensamientos y aceptarlos como una parte normal de la experiencia humana puede ayudar a reducir su impacto negativo.
- Reestructuración cognitiva: la terapia cognitivo-conductual (TCC) es una de las metodologías más efectivas para tratar el síndrome del impostor. Esta terapia se centra en identificar y desafiar las reglas verbales y los pensamientos que contribuyen a los sentimientos de impostor. Técnicas como el diario de pensamientos pueden ser útiles para registrar los pensamientos negativos y reemplazarlos con afirmaciones más realistas y positivas.
- Terapia conductual: desde el enfoque conductista, combatir el síndrome del impostor implica modificar los comportamientos que refuerzan los sentimientos de incompetencia. Esto puede incluir exponerse gradualmente a situaciones desafiantes y reconocer los éxitos obtenidos. La práctica del autorrefuerzo y la celebración de pequeños logros pueden ayudar a construir una autoconfianza más sólida.
- Terapias de tercera generación: Prácticas como el mindfulness, la defusión cognitiva y la aceptación, derivadas de la terapia de aceptación y compromiso (ACT), pueden ser útiles para lidiar con el síndrome del impostor. Estas técnicas enseñan a observar los pensamientos sin juzgarlos, permitiendo una mayor flexibilidad psicológica.
- Busca apoyo social: Hablar sobre los sentimientos de impostor con amigos, familiares o colegas de trabajo puede normalizar la experiencia y proporcionar una perspectiva externa que contrarreste la inseguridad y la sensación de ser un fraude.
- Mentoría y modelado: Contar con un mentor que haya superado el síndrome del impostor puede ser inspirador y puede proporcionarte estrategias prácticas. Observar y aprender de los modelos positivos también puede ser efectivo.
- Establece metas realistas: Fijar objetivos alcanzables y celebrar los progresos puede ayudarte a vencer el síndrome del impostor. Reconocer que la perfección es inalcanzable y valorar el esfuerzo es clave.
- Practica la autoafirmación: Dedica tiempo regularmente a reconocer y afirmar tus propias habilidades y logros. Por ejemplo, puedes escribir un diario donde registres tus éxitos y los momentos de superación (esta práctica se conoce como journaling). La autoafirmación es una estrategia útil para contrarrestar los pensamientos negativos y construir una autoconfianza más sólida.
- Visualiza el éxito: Dedica unos minutos cada día a imaginarte teniendo éxito en tus tareas y alcanzando tus metas. La visualización positiva puede ayudar a reducir la ansiedad y aumentar la confianza en uno mismo, permitiéndote abordar los retos del día a día con una actitud más positiva y con más seguridad en ti misma.
El síndrome del impostor en el trabajo y en las relaciones puede requerir enfoques específicos. En el ámbito laboral, es útil registrar los pequeños logros y recibir retroalimentación positiva regularmente. En las relaciones personales, abrirse a la pareja y compartir las inseguridades puede fortalecer el vínculo entre ambos y reducir los sentimientos de impostor.
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