“ NI SUMISIÓN NI AGRESIÓN: ASERTIVIDAD”

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Decimos que una persona es asertiva cuando es capaz de ejercer y/o defender sus derechos personales, como por ejemplo, decir «no», expresar desacuerdos, dar una opinión contraria y/o expresar sentimientos negativos sin dejarse manipular, como hace el sumiso, y sin manipular ni violar los derechos de los demás, como hace el agresivo.

Entre el extremo nocivo de los que piensan que el fin justifica los medios y la queja plañidera de los que son incapaces de manifestar sus sentimientos y pensamientos está la opción de la asertividad: una forma de moderación enfática, similar al camino del medio que propugnaron Buda y Aristóteles, donde se integra constructivamente la tenacidad de quienes pretenden alcanzar sus metas con la disposición a respetar y auto respetarse.

La sumisión…

Las personas no asertivas piensan, sienten y actúan de una manera particularmente débil a la hora de ejercer o defender sus derechos. Los pensamientos típicos que las caracterizan pueden resumirse así:

  1. «Los derechos de los demás son más importantes que los míos.»
  2. «No debo herir los sentimientos de los demás ni ofender los, así yo tenga la razón y me perjudique.»
  3. «Si expreso mis opiniones seré criticado o rechazado.»
  4. «No sé qué decir ni cómo decirlo. No soy hábil para expresar mis emociones.»

Los individuos sumisos suelen mostrar miedo y ansiedad, rabia contenida, culpa real o anticipada, sentimientos de minusvalía y depresión. La conducta externa es apocada, poco expresiva, con bloqueos frecuentes, repleta de circunloquios, postergaciones y rodeos de todo tipo. Incluso pueden actuar de una manera diametralmente opuesta a sus convicciones e intereses con tal de no contrariar a los otros. Su comportamiento hace que la gente aprovechada no los respete.

Es importante destacar que la mayoría de las personas tiene algo de inasertivo. No es necesario cumplir con cada uno de los criterios técnicos señalados o estar en el extremo del servilismo para que la dignidad esté fallando.

La asertividad debe calibrarse

Muchas de las personas que intentan pasar de la sumisión a la asertividad se exceden de revoluciones y caen en la agresividad. No obstante, el mecanismo pendular sumisión/agresión va acomodándose hasta encontrar un equilibrio funcional y saludable.’ Mientras ello ocurre, hay que estar atento.

La asertividad es un herramienta de la comunicación que facilita la expresión de emociones y pensamientos, pero no es un arma destructiva como la utilizan los agresivos. Esta diseñada para defenderse inteligentemente. Cuando la ponemos al servicio de fines nobles, la asertividad no solo se convierte en un instrumento de salvaguardia personal sino que nos dignifica.

En los casos de adicción es sumamente común que el NO ser asertivo le lleve a constantes conflictos a la persona que se encuentra en esta situación, pero también comúnmente son habilidades no desarrolladas ya que desde el núcleo familiar nunca se aprendió y mucho menos es algo que ponen en práctica. Si al menos un miembro de cada familia c0menzara a utilizar la asertividad como medio de comunicación, seguramente disminuirán mas del 50% de los conflictos familiares y por consiguiente también disminuirían los casos de ADICCIONES.

 

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