REGULACIÓN EMOCIONAL EN LA ADICCIÓN
La regulación emocional hace referencia, también, a diferentes técnicas, mecanismos y afrontamientos empleados, bien de forma consciente o bien de forma inconsciente, con el objetivo de mantener dichas emociones “activas”. Cuando una persona no puede regularse emocionalmente, es probable que recurra a técnicas desadaptativas y poco saludables que de forma inmediata o larvada lleva a un menoscabo de la salud física y emocional.
El abuso de sustancias, el consumo de drogas es una reacción común para conseguir una distorsión en la estimulación emocional cuando una persona no es dueña, ni sabe gestionar dichas emociones.
Habilidades específicas y muy importantes que interaccionan en la regulación emocional:
- La toma de conciencia de la propia emoción: La capacidad de reconocer el modo en que nuestras emociones afectan a nuestras acciones y la capacidad de utilizar nuestros valores como guía en el proceso de toma de decisiones.
- La identificación, la compresión y la categorización de las emociones: La habilidad para desglosar el amplio y complejo repertorio de señales emocionales, etiquetas las emociones y reconocer en qué categorías se agrupan los sentimientos. También implica conocer cómo se combinan los diferentes estados emocionales dando lugar a las conocidas como emociones secundarias.
- La interpretación de las emociones y sus efectos fisiológicos: Capacidad para entender el significado de las emociones complejas, como por ejemplo, las generadas durante una situación intrapersonal (remordimiento, culpa…) y cómo estas nos afectan a nivel físico pudiendo a tener un gran impacto sobre él.
La teoría del Marcador Somático (Verdejo-García y Bechara, 2009) señala que la adicción a sustancias está asociada con una activación e integración anormal de estados emocionales envueltos en la experiencia de urgencias subjetivas y en la orientación hacia la toma de decisiones.
Cinco componentes importantes de la habilidad de autorregulación son:
- Tolerancia a la frustración.
- Manejo de estados emocionales negativos.
- La capacidad de demora de la recompensa.
- La capacidad de afrontamiento de situaciones de riesgo.
- El desarrollo de la empatía.
La inteligencia emocional como estrategia preventiva
La inteligencia emocional representa un factor de protección moderadamente potente para prevenir el consumo de sustancias y proteger de las adicciones comportamentales, ya que puede intervenir en el proceso de iniciación a la adicción, como es el caso de la resiliencia, el autoconcepto, la autoestima, el apoyo social, las habilidades sociales o las actitudes, entre otras.
Independientemente de la sustancia o el comportamiento adictivo estudiado, la IE actúa como variable moduladora del comportamiento final, lo que nos lleva a pensar que puede actuar como una medida preventiva de eficacia en los programas de prevención de las adicciones.
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