Verano, drogas y jóvenes

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La edad crítica de la juventud para iniciarse en el consumo de alcohol, estupefacientes y otras sustancias no permitidas son los 13-14 años. Nuestra experiencia en Tratamiento de adicciones Caminos Posibles así lo demuestra, teniendo muchos pacientes que se iniciaron en este ‘mundo’ en la adolescencia y… en pleno verano. ¿Por qué se considera esta temporada como la más peligrosa en lo que a generación de estos malos hábitos se refiere? En este post queremos abordar el tema desde la realidad que se vive en Caminos Posibles.

El primer factor está en el menor control que ejercen los padres sobre sus hijos, algo que jamás debe hacerles sentir culpable de que caigan en las redes de las drogas. Al fin y al cabo es normal que en temporada de vacaciones los chicos y chicas salgan con mayor frecuencia con sus amigos y conocidos. Sin embargo, esto al final supone una mayor exposición a una realidad que jamás hay que negar y que puede terminar en la necesidad de Tratamiento Caminos Posibles.

En definitiva se trata de unos meses en los que se ponen menos límites a los más jóvenes, se flexibilizan las horas de llegada, se les deja trasnochar más y moverse en horas en las que es más posible que se topen con alguien que les ofrezca esto. Como señalábamos anteriormente, esto no debe llevar a la culpabilidad paternal. En Caminos Posibles, hacemos hincapié en ello pues son muchos otros los factores que juegan un papel importante en estas situaciones.

Otro punto clave son las amistades, con quién está saliendo nuestro hijo (a). En este caso los progenitores, cuando tengan sospechas de posible abuso de estupefacientes y/o alcohol es recomendable que estén alerta. En buena parte de los pacientes que terminan acudiendo a Centros de Rehabilitación el origen de todo está en los ambientes en los que los muchachos se mueven. Suele existir cierta presión llegada una edad a tomarse copas por las noches y si se da el caso a consumir ciertas sustancias no permitidas y eso va muy relacionado con el tipo de gente con las que hacen sus salidas nocturnas. Es recomendable estar al tanto de quienes son los chicos con los que se frecuentan.

Las preguntas que, como padres y madres, se pueden hacer quienes consideran que es posible que su hijo requiera tratamiento de adicciones son las siguientes: ¿Te comunicas diariamente con él? ¿Sabes con quién sale, por ejemplo? ¿A qué hora suele llegar de sus salidas nocturnas? ¿Llega oliendo a algo ‘raro? ¿Se encierra mucho en su cuarto? En estas respuestas podemos encontrar –o tal vez no- señales de alarma que serán de importancia si consideramos que debería ingresar en algún Centro de Rehabilitación, que maneje un proceso personalizado para cada uno de ellos.

 

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