EL ESPECTRO DE LA RECAÍDA: UN MIEDO QUE ATORMENTA
En el proceso de rehabilitación de una adicción, uno de los mayores temores tanto para quienes están en recuperación como para sus seres queridos es la posibilidad de una recaída. Este miedo es comprensible, pero no debe ser paralizante. Entender qué es una recaída, por qué ocurre y cómo afrontarla puede transformar este temor en una oportunidad para reforzar el compromiso con la recuperación.
¿Qué es una recaída?
La recaída es el retorno al consumo de una sustancia después de un período de abstinencia. Aunque puede percibirse como un “fracaso”, es importante comprender que es un fenómeno común en el proceso de recuperación. Según los especialistas, la adicción es una enfermedad crónica y, como otras condiciones similares (como la hipertensión o la diabetes), puede haber altibajos en el camino hacia la estabilidad.
Fases de la recaída
- Recaída emocional: aunque no hay intención consciente de consumir, las emociones negativas pueden allanar el camino.
- Recaída mental: la mente empieza a justificar el consumo como una salida temporal al malestar.
- Recaída física: aunque este es el momento visible de la recaída, las etapas anteriores suelen ser los verdaderos puntos de alerta.
Factores que pueden desencadenar una recaída
- Estrés: Situaciones emocionales intensas o cambios en la rutina diaria.
- Entornos de riesgo: Lugares, personas o situaciones asociadas al consumo.
- Falta de apoyo: Ausencia de redes de ayuda como grupos de apoyo, familia o terapia.
- Pensamientos automáticos negativos: Creencias como “nunca podré lograrlo” o “una vez más no importa”.
- Exceso de confianza: Creer que ya se tiene todo bajo control y bajar la guardia.
Parte de comenzar a manejar el miedo a una recaída es el aceptar que es normal el temer y no significa debilidad ya que ese miedo puede servir como una señal para reforzar el compromiso con la recuperación e identificar las señales de alerta que se puede manifestar desde cambios en el estado emocional hasta conductas de riesgo y así mismo desarrollar estrategias preventivas que te lleven a acercarte a redes de apoyo como pueden serlo amigos, familia o grupos AA, NA; reforzados con ayuda de un profesional capacitado.
Aunque la recaída puede ser un golpe emocional, no significa que todo esté perdido. Al contrario, puede ser una oportunidad para identificar áreas vulnerables y reforzar el plan de recuperación. Lo importante es retomar el camino lo antes posible con el apoyo adecuado.
En caminos posibles, entendemos que el miedo a la recaída puede ser abrumador, pero con las herramientas adecuadas, es posible mantener el rumbo hacia una vida plena y libre de adicciones.
Recuerda: cada paso en el camino cuenta, incluso si hay tropiezos. Lo importante es levantarse, aprender y seguir adelante.
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